REO DE MUERTE
Ajusticiado como vil malhechor,
desencantado de todo y de todos,
hastiado del rumbo que tomaron los acontecimientos:
Poco a poco, se fueron volviendo contra él.
Sus desvelos habían sido tantos...
su amor... su entrega...su dedicación...
Cuando debería de recoger,
llegó la siega para él.
Y en esos momentos de angustia y agonía
se encontró abrumadoramente solo.
Lo prendieron como vulgar malhechor
Los que debían de velar por salvaguardad
el bien, eran los mismos
que se burlaban y le escupían.
Sentenciado a muerte, no abrió su boca
fue llevado al Golgota,
como oveja al matadero
y en la cruz, como vil afrenta
su cuerpo fue colgado...
La tierra estremecida
rasgó el velo del templo.
Oscuridad y tinieblas todo se tornó.
Un miedo estremecedor recorrió
los huesos de los que se habían burlado.
Una voz alzada retomó aquél momento
- ¡Padre, por qué me has abandonado!
El curso de la redención tomó su lugar.
La cruz hasta esos momentos símbolo de maldición,
se tornó en bendición: el justo muriendo por los injustos.
En la cruz un hombre moría, para que toda la humanidad
pudiera vivir.
En la cruz Dios mismo entregando a su hijo, estaba regalándonos
la posibilidad de ocupar el hombre una nueva dimensión.
La criatura terrenal, podía convertirse ahora en un nuevo
ser.
La muerte en la cruz del unigénito Hijo del Padre
permitiendonos llegar a la situación legal de hijos adoptados
por el creador.
La horizontalidad de la criatura llevandonos a la verticalidad
de hijos:
¿Oh muerte dónde está, tu aguijón ¿oh sepulcro, donde tu victoria?
1 Corintios 15: 55
La serpiente astuta había sacado al hombre y a la mujer,
del lugar de privilegio,
y en la cruz Jesús enaltece al ser humano
colocándole de la misma mano de Dios.
El velo del templo se rasgó,
ya no había separación entre Dios y su criatura.
Cristo en la cruz, es el camino para llegar al Padre,
¡No ya más intermediarios!.
El mismo Padre, dando por amor al Hijo,
hace el puente, entre el cielo y la tierra.
Un futuro de esperanza abriéndose para toda la humanidad:
"De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, pues ha pasado de muerte a vida"
San Juan 5. 25
Nany Hurtado
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