En nuestra sociedad, una persona con problemas de movilidad no tiene nada que ver con las personas que viven en otros países, cuya infraestructura está menos desarrollada.
Hoy 3 de julio del 1019, uno de los textos que me ha conducido el Espíritu en oración ha sido el milagro que hicieron los apóstoles Pedro y Pablo en la Puerta Hermosa.
He mirado en Internet y me ha salido este vídeo de sanidad:
La curación de un paralítico
En una ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada "La Hermosa", para pedir limosna a los que entraban.
Cuando él vió a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que en Juan, le dijo: "Míranos". El hombre los miró fijamente esperando que les diese algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina" Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos, dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.
Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Tempo llamada "La Hermosa", y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que había ocurrido.
Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban el el portico de salomón. Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: "Israelitas, ¿de qué os asombráis", ¿porqué nos miran así, cómo si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre?.Hechos de los Apóstoles 3: 1-12
"No te tengas por sabio, teme a Dios y evita el mal" Proverbios 3: 7
"y el justo se felicitará en Dios, y en El confiará y se felicitarán todos los rectos de corazón. Salmos 64: 11
Muchos acudían a Jesús buscando ser curados de sus enfermedades, y se alegraban en Dios, por haber dado autoridad a Jesús para hacer grandes prodigios de sanidad y se felicitaban y alegraban.
"Concede a tus siervos que con todo el denuedo hablen de tu Palabra, mientras extiendes tu mano, para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús". Hechos 4: 29.30
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