miércoles, 3 de julio de 2019

LA PUERTA HERMOSA

LA PUERTA HERMOSA

En nuestra sociedad, una persona con problemas de movilidad no tiene nada que ver con las personas que viven en otros países, cuya infraestructura está menos desarrollada.

Hoy 3 de julio del 1019, uno de los textos que   me ha conducido el Espíritu en oración ha sido el milagro que hicieron los apóstoles Pedro y Pablo en la Puerta Hermosa.

He mirado en Internet y me ha salido este vídeo de sanidad:




La curación de un paralítico

En una ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada "La Hermosa", para pedir limosna a los que entraban. 



Cuando él vió a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que en Juan, le dijo: "Míranos". El hombre los miró fijamente esperando que les diese algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina" Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos, dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios. 
Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Tempo llamada "La Hermosa", y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que había ocurrido.
Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban el el portico de salomón. Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: "Israelitas, ¿de qué os asombráis", ¿porqué nos miran así, cómo si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre?.
Hechos de los Apóstoles 3: 1-12




"No te tengas por sabio, teme a Dios y evita el mal" Proverbios 3: 7
"y el justo se felicitará en Dios, y en El confiará y se felicitarán todos los rectos de corazón. Salmos 64: 11
Muchos acudían a Jesús buscando ser curados de sus enfermedades, y se alegraban en Dios, por haber dado autoridad a Jesús para hacer grandes prodigios de sanidad y se felicitaban y alegraban.

"Concede a tus siervos que con todo el denuedo hablen de tu Palabra, mientras extiendes tu mano, para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús". Hechos 4: 29.30  





















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