A veces me acostaba y levantaba
y volvía a tener la misma preocupación.
Así un día tras otro...
Hasta que aprendí
a poner mis preocupaciones
en El.. en sus manos.
Desde entonces
todo es más ligero y liviano
ya que mi confianza
en resolver mis asuntos
no está en mí
sino en El:
en su bondad
en su amor
en su sabiduría
en su paciencia
en su esperanza
y justicia.
Yo actúo conforme
a mi responsabilidad
y mis obligaciones diarias...
y lo demás
lo que no está en mi resolver
descansan en sus manos.
Nany Hurtado
Publicado en facebook
el 5 de mayo del 2016
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