miércoles, 22 de octubre de 2014

EL ÁRBOL CAUTIVO

EL ÁRBOL CAUTIVO


Había un árbol robusto en medio de la plaza de un pueblo, un  néctar  caía fluidamente por su tronco, su apariencia era algo grotesca, pero sus frutos eran tremendamente apetecibles, todo el pueblo iba en busca de él, deseosos los ciudadanos de tener entre sus bocas ese mordisco tan dulce al paladar y sin embargo tan amargo cuando llegaba a sus entrañas.

Todo sucedía en un instante, quedaban bloqueados con la mirada fija en el ancho tronco,  viendo sus propias vidas, pasado, presente y  futuro proyectadas apresuradamente en sucesivas imágenes....  a todos les  aterraban se ponían de rodillas implorando perdón, eso traía  consuelo al corazón  pero al volver cada uno sobre sus propios pasos volvían a ser iguales, repitiendo sus mismas conductas como si quisieran olvidar todo lo que habían comprendido...

Cuando el peso de sus culpas les impedían ser felices, volvían a la plaza y allí estaba otra vez el árbol invitándolos de nuevo a probar sus frutos y otra vez las mismas escenas y caían de rodillas e imploraban misericordia, y otra vez todo volvía de nuevo a ser lo  mismo.

 Un día el árbol tomo su forma humana y fue al rey y le grito todo lo que había descubierto de  su reino por medio de cada imagen reflejada en su tronco, y con un gesto brusco tiro el báculo que llevaba y alzando los brazos, grito en alta voz, todas las desgracias que estaban previstas que iban a ocurrir a él y  a todo su reino.

El rey monto en cólera y le dijo en tono amenazante que su insolencia, había sido exasperadamente atrevida  y mando que lo apresaran y lo encerraran en un pozo medio cubierto de aguas nauseabundas.
Allí estuvo cautivo por causa de su integridad moral, se sentía como un búho solitario en medio de la noche, aprendiendo a ver en la oscuridad,  teniendo todo el tiempo del mundo, para levantar sus plegarias... 

El tiempo transcurrió, el soberano fue tomado preso y su reino llevado al cautiverio.

Pasado el tiempo, un día pudo ver un haz de luz por encima de su cabeza y luego una cuerda y una voz que le invitaba a salir. Sus plegarias fueron escuchadas, rápidamente se agarró fuertemente a ella, en un instante fue izado y sus pies pudieron tocar la tierra, el tiempo de oscuridad, había terminado. Sus ojos entornados , no estaban acostumbrado a tanta claridad y  deseaba con todas sus fuerzas que se hiciera de nuevo la noche... y ella llegó con su luna, para amortiguar tanto dolor en el corazón del profeta.

Los días sucedían tumbado en la tierra, relajado esperando que sus raíces de nuevo se desarrollaran, alejadas de la plaza y de la ciudad, en busca  solo de aguas limpias donde poder nutrirse.
Y mientras la luna se acostaba y el sol se levantaba poco a poco salieron sus brotes, sus hojas y sus ramas y en una primavera sin apenas darse cuenta de nuevo estaba dando sus frutos, unos frutos brillantes y saludables para todos los que tímidamente se acercaban para probarlos.

Nany Hurtado

EL ARBOL CAUTIVO - (c) - Nany Hurtado

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